Las criptomonedas y su momento de inflexión

El revés judicial a la Securities and Exchange Commission (SEC) en el caso que la enfrentaba con Grayscale Investments es potencialmente muy importante con respecto a la evolución de las criptomonedas como redefinición del dinero en el futuro, y de hecho, ha provocado subidas significativas en ese mercado.

¿Por qué es importante este caso? Lo que Grayscale Investments pretendía era crear un fondo cotizado, Exchange-traded fund, o ETF en bitcoins, y ofrecerlo a sus inversores como producto de inversión. De hecho, comenzó a hacerlo en el año 2015, pero lo retiró voluntariamente tras varias advertencias de la SEC. Ahora, el tribunal de apelaciones de los Estados Unidos ha fallado a favor de Grayscale y en contra de la SEC, lo que implica que los fondos cotizados en bitcoins pasan a ser productos válidos que pueden constituirse y ofrecerse al mercado. Dado el contenido de la sentencia, además, se considera muy poco probable que la SEC recurra ante el Tribunal Supremo.

¿Qué importancia tienes los ETF en el entorno de las criptomonedas? Mucha, porque que un fondo de inversión los ofrezca a sus clientes implica que esos clientes pueden invertir en criptomonedas eliminando toda la complejidad que perciben en ese mercado: las operaciones de compra y custodia pasan a ser desempeñadas por la gestora del fondo de inversión. En la práctica, esto supone un espaldarazo importantísimo a las criptomonedas: si un fondo de inversión importante constituye un ETF en bitcoins o en ether y lo ofrece a sus clientes, está en muchos sentidos generando confianza a esos inversores: el producto podrá subir o bajar como cualquier otro producto financiero, pero es como tal un producto válido que responde a una realidad y a una evolución tecnológica.

De hecho, las gestoras más grandes del mundo, como BlackRock (9 billones en fondos gestionados) o Fidelity (4.3 billones), han registrado ya sus peticiones para constituir ETFs en bitcoin y ofrecerlos a sus clientes. lo que implica que pronto veremos a una parte muy significativa del mercado de inversión, desde inversores particulares a inversores institucionales, fondos de pensiones, etc. invirtiendo con total normalidad en este tipo de activos. Por otro lado, y dado que el valor de una criptomoneda está fundamentalmente relacionado con el número de personas que la consideran legítima, es previsible que el valor de esos ETFs y, en consecuencia, el de las propias criptomonedas que utilicen, tienda a crecer.

Al mismo tiempo, la regulación que protege a los inversores avanza de manera cada vez más sólida: la entrada en vigor de la ya aprobada MiCA (Markets in Crypto-Assets) en la Unión Europea, prevista para finales de 2024 o principios de 2025, allana el camino para que otros países tomen ejemplo, y está diseñada para tratar de convertir Europa en un entorno amigable para la innovación en lo que cada vez se asume de manera más clara que va a ser la redefinición del dinero en el futuro.

La adopción progresiva de las criptomonedas, tras un lógico proceso de selección natural que empieza cada vez más a separar las propuestas importantes – Bitcoin y Ethereum, fundamentalmente – de las denominadas altcoins o, en muchos casos, directamente shitcoins, supone una redefinición importantísima de lo que debería ser el dinero: un activo digital no controlado por ningún actor como gobiernos, estados o bancos centrales, sino únicamente dependiente del funcionamiento de un algoritmo transparente, y que evita no solo movimientos que afecten a su valor, sino también el efecto de la inflación. La llegada de los ETF allana ese camino al facilitar a más inversores que adquieran criptomonedas asumiendo lo que perciben como riesgos limitados (confiando en gestoras de fondos en las que, en muchos casos, ya confiaban anteriormente). Un procedimiento que aunque suponga para los inversores asumir la centralización de un riesgo frente al «not your keys, not your coins« que predicamos los que no necesitamos un tercero que valide nada, sí supone un espaldarazo importante que muchos parecían necesitar.

Para muchos que, de manera completamente arbitraria, criticaban a las criptomonedas como «estafas piramidales», «compra de cromos» o «pura especulación», se genera un auténtico «conflicto mental»: ¿Tiene sentido seguir aplicando esos calificativos negativos a desarrollos innovadores basados en criptografía, cuando los mejores gestores de fondos del mundo no solo no están en absoluto de acuerdo con esos juicios de valor, sino que además, ponen su dinero donde ponen sus opiniones? ¿Qué hacen las grandes gestoras de fondos mundiales no solo invirtiendo en criptomonedas, sino además, creando productos de inversión basados en ellas para ofrecer a sus clientes? Los negacionistas de las criptomonedas, simplemente, se perdieron algo, un problema de resistencia mental y miedo a lo nuevo que les ocurre a muchos cuando se habla de innovación. Y en esta ocasión, no solo se perdieron algo, sino algo muy importante: el futuro del dinero tal y como lo conocemos. En fin, nunca es tarde para aprender.

Ayer me llamaron desde La Linterna, de la COPE, para hablar sobre este tema (min. 38:08).

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