Ayer, 24 de julio de 2023, fue el lanzamiento oficial del proyecto Worldcoin, una idea del creador de OpenAI, Sam Altman, para crear una criptomoneda, WLD, basada en una prueba de identidad biométrica que asegure la unicidad de cada usuario sin necesidad de revelar su identidad.
La idea es que, dado que la IA va a generar una gran abundancia y riqueza para la humanidad, pero como efecto colateral, también va a convertir en redundantes los trabajos de muchas personas y a provocar, por ejemplo, que sea casi imposible diferenciar a un ser humano de un bot, deberemos arreglar ese problema diseñando un sistema de prueba de personalidad única que sea verdaderamente fiable, con el fin de que los humanos puedan demostrar que realmente lo son y podamos asignarles una renta básica incondicional (UBI) de manera fiable. En el caso de Worldcoin, esto se lleva a cabo mediante un sistema biométrico altamente sofisticado basado en el escaneo del iris de cada usuario, utilizando para ello un dispositivo especializado llamado Orb.
El uso de biometría para asegurar la unicidad de un usuario es enormemente polémico, y precisamente ayer escribió largo y tendido sobre ello Vitalik Buterin, creador de Ethereum, analizando rigurosamente las posibles ventajas e inconvenientes de un proyecto como ese y comparándolo de manera relativamente favorable con otros proyectos en el ámbito de la unicidad, lo que da todavía más interés al proyecto. El artículo es largo, pero sumamente recomendable para quienes quieran hacerse una idea detallada sobre el proyecto y su potencial.
El proyecto lleva en fase de lanzamiento desde 2019, ha levantado unos 125 millones en dos rondas, y ha desplegado ya una infraestructura de varios cientos de Orbs en distintos lugares del mundo – en mi ciudad, Madrid, hay varios, y de hecho tenía uno prácticamente al lado de mi casa en un conocido centro comercial – a los que los usuarios, tras descargarse la aplicación de Worldcoin, pueden acudir para hacer algo tan distópico como que una esfera metálica les escanee el iris y un código QR que identifica su wallet.
Los datos del escaneado o el nombre del usuario no se almacenan como tales. Simplemente se almacena un hash parcial que garantiza su unicidad mediante un sofisticado mecanismo criptográfico. La idea es que se pueda garantizar que un usuario es único, pero sin necesidad de tener datos sobre su identidad y evitando que algún problema de seguridad pueda hacerse con los datos de los usuarios. A partir de ahí, la app es realmente un wallet que funciona sobre la cadena de bloques en el que se pueden almacenar las referencias a monedas como dólares, bitcoin, ether, o la propia moneda del sistema, Worldcoin, WLD. De hecho, el proyecto lleva un tiempo, desde finales de mayo, repartiendo monedas mediante bonos a aquellos usuarios que, tras verificarse, estén pendientes de las fechas de reparto. Hasta ahora, los repartos habían sido de moneda en moneda, pero ayer, con ocasión del lanzamiento, se repartieron bonos de veinticinco monedas, que en este momento cotizan alrededor de unos $2 tras haber alcanzado ayer un máximo de $3.12.
La idea del proyecto, establecido como de código abierto y que ha publicado tanto su software como su hardware en repositorios a tal efecto, es que pueda llegar a descentralizarse completamente. Si efectivamente logra resolver el problema de la unicidad mediante un sistema biométrico que no comprometa la privacidad, sería una cuadratura del círculo sumamente interesante, aunque por el momento está aun muy lejos de conseguirlo: el número de Orbs desplegado en el mundo convierte la tarea de darse de alta en el sistema en sumamente compleja para muchos, y en prácticamente imposible si estás en muchos países en los que no hay absolutamente ninguno. La compañía ha fabricado por el momento unos dos mil Orbs, una cantidad muy insuficiente para pensar en un despliegue mundial rápido.
En cualquier caso, es un proyecto con una base interesante, con el interés de estar desarrollado por alguien que ya ha demostrado saber lanzar proyectos, capitalizarlos y convertirlos en realidad, y que añade el detalle de permitir que quienes se lancen a explorarlo en sus inicios, podrán hacerse con unas cuantas monedas cuyo valor puede elevarse, como ocurre en todos estos casos, a medida que su adopción y uso se va popularizando. Por el momento, y sin hacer prácticamente nada más que descargarme una app y darme un paseo hasta un centro comercial cercano, tengo ya unas cuantas decenas de dólares que podría cambiar ahora mismo (cosa que obviamente no voy a hacer). Y una experiencia más en un tema, la reformulación de la economía del futuro, que me parece radicalmente interesante.